TEMA: EXISTENCIALISMO
UN ANALISIS DE LA EPOCA CONTEMPORANEA DESDE LA PERSPECTIVA EXISTENCIAL
Muchos son los problemas que vive el hombre entre los siglos XIX y XX. Problemas de indeterminación de la existencia, perdida de calores, cuestionamiento sobre si la vida es o no es digna de ser vivida, engaño por parte de promesas que venían germinando desde la época moderna (libertad individual, bienestar económico, desarrollo industrial), dispersión del hombre, falta de una decisión autentica por parte del sujeto. Ante esto se necesitaba cuestionarse sobre las causas de esta fragmentación del sujeto. Una de las causas es el propio olvido del sujeto. En este contexto de pérdida de identidad, de incertidumbre y desconcierto respecto a la imagen del sujeto; la reflexión filosófica, crítica, sobre el significado profundo que tiene el sujeto se convierte en una de las tareas más urgentes de nuestro tiempo. Otra de las causas es la racionalidad que se dio en Europa, el intento de una explicación racional, coherente y sistemática de toda la realidad: el mundo, el hombre, Dios y la historia. Dentro de los problemas que la ciencia quería solucionar, no estaban los problemas existenciales que tenía el sujeto contemporáneo. A la ciencia sólo le importaba el crecimiento científico, los avances técnicos y fue así como las ciencias positivas fueron olvidando poco a poco al sujeto hasta alienarlo en su totalidad. Pero hubo algunos protagonistas que no siguieron el camino de las ciencias, posteriormente tomó posesión la literatura, algunas corrientes filosóficas que sintieron en carne propia el peso del cientificismo sobre la propia existencia del sujeto.
En la época contemporánea se suprime el valor del ser, de la verdad, del fundamento, la persona se convierte en valor residual. “Ninguna época ha sabido conquistar tantos y tan variados conocimientos sobre el hombre como la nuestra…Sin embargo, ninguna época ha conocido al hombre tan poco como la nuestra. En ninguna época el hombre se ha hecho tan problemático como en la nuestra”. Son palabras que Heidegger hace eco del pensamiento de Scheler. Las elites contemporáneas no le daban sentido a la vida, vivían el presente sin preocuparse por el pasado y el futuro y lo vivían sin un sentimiento trágico, no eran capaces de abrir los ojos y ver lo que le estaba sucediendo a occidente (dos guerras mundiales, violaciones de los derechos humanos, perdida de la dimensión moral).
Si en la época moderna se generaron muchas ilusiones, prometiendo la libertad individual, pues en la época contemporánea la estructura dejada por la modernidad, se fue al piso. La generación contemporánea es una generación descontenta. Es decir, hubo exceso de expectativas que no llegaron a feliz término. Toda esta generación tiene desconfianza, recelo ante cualquier cosa que signifique poder. Todo discurso, argumento, intento de explicar la realidad son sospechosos de autoritarismo, toda norma-regla son relativos, y por tanto, la autoridad es mirada siempre como un ente de dominación y causa de distanciamiento. El sujeto existencial sospecha, pierde confianza en el poder objetivado, en estructuras reales, en instituciones. Al perder la confianza en muchos sistemas, esquemas contemporáneos, ¿qué nos queda? o ¿la nada o la existencia sin ninguna relación? “Como la existencia dentro del existencialismo precede a la esencia, significa que el hombre primeramente existe, se encuentra, surge en el mundo y sólo después se define. Si el hombre tal como lo concibe el existencialista, no es definible, ello se debe a que al principio nada es. No lo será hasta después; y será precisamente tal cual se haya hecho él a sí mismo. Por tanto no hay naturaleza humana, pues no hay Dios que la conciba. El hombre es sólo…como él se concibe. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Este es el principio básico del existencialismo”.
Lo que va a implicar la existencia como esencia en el contexto que vive el sujeto contemporáneo es que éste tenga la libertad de llegar a ser lo que es, recupere la autenticidad perdida, todas las posibilidades que le queda para su autorrealización, el hombre tiene que tomar decisiones. Si el poder de la época le arruinó todos sus ideales, si lo llevó a una conciencia profunda de culpabilidad, él debe tomar la decisión de obrar, y ese obrar debe llevarlo a la libertad, libertad de su cuerpo, de su ser, de su pensamiento. Él tiene que ser conciente de que la muerte es fin de la existencia, conciente de su historicidad, capaz de acciones incondicionadas en la existencia ética, en el filosofar, en el obrar, etc. El es el propio creador de valores “inventor y libre creador de sus valores”, libre de crear su propio arte, libre de elegir su propia moral, “el hombre se crea al elegir su propia moral”, inventor de leyes propias que regulen su conducta dentro de la sociedad. Al ser consciente de la vida existencial, el sujeto ya es hostil a la racionalidad científica (positivismo, filosofía analítica, lenguaje científico), que pretendía encerrar el mundo y la vida del sujeto, “atomizaba a fuerza de análisis el todo vivo”, pretendía encerrar el mundo y la vida dentro de conceptos generales y sistemas cerrados, olvidaban la existencia de los sujetos como tal. En síntesis, alienó al hombre hasta llevarlo a un irracionalismo extremo. Todo esto sería llevar al hombre a la nada, por lo tanto él debe tomar una decisión concreta, será que debe renunciar a una cientificidad estricta-objetiva que no vaya en contra de los intereses del sujeto, sino que mantenga el justo medio entre la vida anticientífica (escepticismo, irracionalismo, subjetivismo, pragmatismo) y lo que es la norma científica de la vida.
Bueno para el hombre esto no es fácil. Porque también hubo desconfianza ante la razón. Si para otra época lo racional y razonable era verdadero; ahora no. Lo verdadero no es lo razonable porque prevalece el sentimiento sobre la razón. El hombre se rige por al afectividad y el sentimiento, que duran poco y cambian siempre (relativismo).
También en esta época se rechaza toda referencia a totalidad. Lo bueno, lo bello y lo verdadero que eran ideales clásicos, son una ilusión que no tiene sentido, por eso llega el habito de la heterogeneidad. El hombre se acostumbra a las diferencias. Llega también una fuerte dosis de subjetivismo, no hay nada absoluto, nada fijo, los valores están en un constante cambio.
Se puede decir también que el sujeto valora mucho el presente porque el pasado no existe. “Quien vuelve su mirada al pasado se aniquila; quien mira al futuro, huye”. Lo importante es el presente, el hoy. Incluso dada la dureza de las condiciones por la que tenían que pasar el sujeto contemporáneo, la vida pierde sentido y es mejor optar por caminos aún mucho más peligrosos.
ISAAC GUILLERMO CUAICAL